El
líder y sus colaboradores
Raymond
J. Wennier
Cada
vez que oigo a los representantes de una organización, comercial o no, hablar
de visión para sustentar a su institución, me pregunto si han pensado en otros
aspectos que pueden influenciar la visión y por lo tanto las decisiones que se
toman. Uno de esos, es ver hacia atrás (pasado). ¿Qué puedo aprender de lo que ha ocurrido en el pasado? A pesar
de que una teoría haya sido popular hace unos ochenta años, puede aún ser
vigente hoy día si se le hacen algunos ajustes. El punto más importante es
saber como puedo aplicarla a mis quehaceres en este siglo. Presento un ejemplo
de hace aproximadamente ochenta años y es el “Efecto Hawthorne”. No todos conocen esa teoría motivacional
que fue estudiada y aplicada en ese entonces. Básicamente es proveer a los
colaboradores de una empresa o de una organización, la oportunidad de tener
cambios en el ambiente en el que trabajan, que satisfagan la necesidad de
sentir una diferencia en lo que hacen todos los días; cambiar la rutina en la
que habían caído. Obviamente ese cambio conlleva la superación personal y
generalmente hay un mejoramiento en la
productividad del individuo, que favorece a la empresa.
El segundo aspecto, es
analizar lo que están haciendo en la actualidad, tanto interna como
externamente. Esos dos elementos indican qué es lo que quieren lograr. Es
entonces que pueden visualizar un futuro que responda al cómo queremos ver la
organización dentro de veinte años; qué queremos hacer, lograr y ser, ese tiempo.
En seguida hay que diseñar las estrategias correspondientes a la misión, que
es, cómo se logra, qué hacer, qué impulsar y qué ajustes son necesarios para
lograr la visión de la organización.
En tercer lugar está la
evaluación constante que provee una retroalimentación verídica sobre el
progreso año con año para cumplir la visión establecida, haciendo los ajustes
necesarios para no perder de vista la visión a largo plazo que tiene la
organización.
El líder tiene una serie de
responsabilidades mayores, que otros no tienen. Tiene que ser más hábil en
conocer a sus colaboradores, en todos los aspectos que ellos manejan
diariamente: 1. El líder debe saber que el ser humano se interrelaciona, unos
con otros, constantemente, a menos que sea un monje o monja enclaustrado. 2.
Por lo anterior, el líder tiene que ser más capaz en su habilidad de
comunicación multidireccional. 3. La parte personal de los colaboradores, lo
que pasa en su vida privada, afecta su rendimiento en la organización; Por lo
tanto el líder tiene que saber como comunicarse con cada uno de sus
colaboradores según su particularidad. 4. Este último aspecto tiene todo, que
ver con el ambiente del trabajo de los colaboradores. Es aquí donde se aplica
la psicología industrial o sus variantes, qué puede, qué puede afectar lo
físico o lo emocional de la persona. Aquí es donde se puede aplicar en el siglo
veinte y uno una teoría de hace muchos
años, tal es el caso del “Efecto
Hawthorne”.
Al conocer a sus
colaboradores, el líder sabrá que capacidades laborales posee cada quien y qué
cualidades tienen que pueden ser útiles en su comportamiento para con otros
compañeros de trabajo. Lo importante es que el líder tiene que hacer que esas
condiciones tengan la libertad de ser demostradas, que surjan, lo que
generalmente beneficia a la organización. Si cada colaborador lo hace, habrá un
equipo de trabajo que laborará para cumplir de mejor manera la visión de la
organización. Es un sentido de pertenencia.
Ningún líder puede hacerlo
todo solo; tiene que contar con personas dispuestas a colaborar para lograr la
visión de la organización a la que pertenecen. No siempre es fácil, es un
proceso.
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