La
escucha activa significa escuchar y entender la comunicación desde el punto de
vista del que habla. ¿Cuál es la diferencia entre el oír y el escuchar? Existen
grandes diferencias. El oír es simplemente percibir vibraciones de sonido.
Mientras que escuchar es entender, comprender o dar sentido a lo que se oye. La
escucha efectiva tiene que ser necesariamente activa por encima de lo pasivo.
La escucha activa se refiere a la habilidad de escuchar no
sólo lo que la persona está expresando directamente, sino
también los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a
lo que se está diciendo. Para llegar a entender a alguien se precisa asimismo
cierta empatía, es decir, saber ponerse en el lugar de la
otra persona.
Para
demostrar interés y compromiso con la persona que intentemos comunicarnos ya
sea nuestro jefe o compañero de trabajo, la escucha activa es esencial. Existen
6 hábitos que solemos practicar y que pueden ser muy perjudiciales para la
escucha eficaz.
1. El Impostor: utiliza
todos los signos exteriores: asentimiento, contacto ocular, parafraseo. No está
concentrado en el otro. Su mente está en otra parte.
2. El interruptor: no deja
terminar al otro, no hace preguntas que aclaren algo, ni pide más información.
Está demasiado ansioso por hablar y no presta mucho interés al que habla.
3. El intelectual: está
siempre intentando interpretar lo que dice el interlocutor y por qué. Juzga las
palabras del otro e intenta etiquetarlas dentro de su lógica. No suele
preguntar sobre los sentimientos o emociones que están detrás del mensaje.
4. El conector: utiliza las
palabras de su interlocutor para iniciar su mensaje. Cuando el otro dice
cualquier cosa, el conector le roba el foco de atención y lo cambia a su punto
de vista personal, opinión o historia. Sus palabras favoritas son: “…eso no es
nada, fíjate lo que me pasó a mí…”
5. El refutador: sólo se
escucha para hacer una refutación del mensaje del otro. Quiere utilizar las
palabras de su interlocutor contra él. Y lo peor es que trabaja en tus
argumentos para demostrarte que estás equivocado. Por lo menos, te permite ver
otro punto de vista.
6. El consejero: siempre dispuesto a
prestar ayuda; sin embargo, a veces, este comportamiento interfiere con la
escucha activa porque no le deja a su interlocutor mostrar sus sentimientos o
emociones. No le ayuda solucionar problemas y a veces incluso los minimiza con soluciones
rápidas.
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